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Alys Sánchez, boxeadora venezolana.
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Zona Cero

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La venezolana Alys Sánchez afronta el asalto más difícil: decir adiós a su país

Tras haberse coronada campeona mundial, reproducimos este reportaje de nuestro periodista Andrés Noé Gómez, publicado el pasado jueves 3 de agosto, por considerarlo de gran valor periodístico.

Pierda, empate o gane este sábado en su intento de título mundial, la venezolana  Alys ‘La China’ Sánchez sabe que su vida cambiará para nunca ser la misma. Con el dolor que genera la pérdida del arraigo, sabe que salió de su natal Caracas para no regresar, al menos por un largo tiempo.

La situación que atraviesa Venezuela para es complicada desde todo punto de vista. Falta de alimentos, medicina, seguridad y otros elementos que condicionan la calidad de vida fueron determinantes para tomar la determinación.

Alys Sánchez, una de las mejores boxeadoras del panorama mundial salió con 10 maletas a sus espaldas, su pequeño hijo, su padre Juan Segundo Sánchez y su entrenador hace tres días de Caracas en venezuela y luego de tres días de carretera llegó a Barranquilla, donde pretende radicarse.  

“Nosotros estamos enfocados ahora mismo en un bienestar para la familia, aprovechando esta oportunidad para poderlos ayudar a ellos. Duele bastante claro, mis hermanas son muy pequeñas, mi hermano, mis sobrinas y mi mamá están allá. Gracias a dios tuve la oportunidad de poderme traer el niño en esta oportunidad y comenzar a buscar la estadía aquí”, dijo la pegadora a Zona Cero con apenas unas horas de terminar la travesía.

Un largo viaje a Barranquilla

La aventura por tierra estuvo lejos de ser sencilla. Debió ser arreglada contra el tiempo y superar mil trabas. La cancelación de vuelos hacia fuera de Venezuela, la imposibilidad de transporte terrestre interno, e incluso la delincuencia que acecha en cada tramo de la carretera. Así lo recuerda el padre y promotor de la boxeadora, Juan Segundo.

“La situación ya se veía problemática con el transporte. Yo traté de agilizar los trámites, sobre todo porque nosotros era ventajoso estar en tierra colombiana y ubicarnos. Cuando decidieron la compra de los boletos, ya no había oportunidad”, explicó.

“El traslado se hizo con escoltas, incluso Alis me decía que se sentía como un narco. Por tantas cosas, el poco de plata y los escoltas. Habían muchos puntos de control y eso nos iba atrasando”, recordó el hombre.

Este también es recordado por ‘la China’, a quien le hizo gracia este tipo de cosas, mismas que iba aprovechando en el camino para distraer tanto la mente suya, como la del pequeño que llevaba con ella.

“Yo le dije a mi papá que me sentía como narcotraficante, estamos buscando y no podíamos pasar esto, no podíamos pasar aquello, tienes que tener cuidado. Por lo menos en el trayecto de Maracaibo a Maicao uno ve la movida medio extraña y yo no estoy acostumbrada a esas cosas. Pero si disfruté el paseo, venía en compañía del niño, pero si duramos tres días viajando y fue agotador”, resumió.

Incluso una de las anécdotas más curiosas que les pasó en el viaje, detalla con claridad el momento complicado que vive Venezuela en materia económica. Su moneda está tan devaluada que dos maletas de bolívares se transformaron en un delgado fajo de pesos.

“Nosotros pensamos traer un pocoton de plata para cambiar, porque necesitábamos pesos. Nos dijeron que nos iban a decomisar esa plata, eran dos maletas, pero no valen mucho. Nos hicieron el favor de cambiarnos a pesos en la misma Maracaibo, entonces esas dos maletas de dinero se transformaron en $150 mil pesos”, dijo agraciado Juan Segundo.

La crisis y el deber los separó

La determinación de aceptar la propuesta de radicarse en Barranquilla fue algo que Alys analizó desde todo punto de vista. Tanto por ella, por su hijo e incluso su matrimonio. No es para menos, su esposo vive como pocos el momento de tensión en Venezuela. Hace parte de la Guardia Nacional Bolivariana, la temida fuerza de choque del estado.

“Mi esposo, a pesar de que él no pudo viajar, nos apoyó mucho y nos dio la posibilidad de poderme traer al niño y poder realizar una vida por estos lados. El trabajo de él amerita mucho tiempo, porque es funcionario. Él es Guardia Nacional y ahorita con la situación que está nuestro país restringen las salidas. Él siempre me ha apoyado y pienso en el bienestar del niño, que en este momento es estar conmigo”, comentó.

Alys tuvo palabras para defender la labor de su esposo, asegurando que muchas veces ellos sólo cumplen con el deber de ser funcionarios públicos. Sin embargo destacó que todos en Venezuela, de un bando o del otro,  tienen en su cabeza alguien a quien echarle la culpa.

“Los guardias se defienden porque es su trabajo y defienden lo que ellos llaman la Patria. Pero las personas también están actuando de mala manera, cada quien tiene su plan y su enfoque de a quien echarle la culpa, pero yo diría que nosotros los venezolanos deberían trabajar en mejorar y no en destruir. Nos estamos tirando entre nosotros mismos y es un error. Deberíamos enfocarnos en recuperar nuestro país”, aseguró.

Este vaivén de circunstancias, hace recordar a Juan Segundo, quien a parte era comerciante en Caracas de repuestos automotores, la promesa que hace muchos años le hizo a una pequeña Alys.

“Desde que Alys era una niña yo le decía que íbamos a viajar por el mundo. Ahora que circunstancialmente las cosas estén un poco adversas en Venezuela coincide esa situación negativa con la  oferta con la oferta que nos están haciendo”, señaló.

Solidaridad de la rival

El haber salido de su tierra natal con unas cuantas maletas, con su hijo cargado en piernas en un carro desafiando los peligros del camino es algo que despierta el inevitable sentido de solidaridad. Incluso en los rivales.

Liliana Palmera, la gran campeona colombiana, ante la que Alys ya peleó hace algún tiempo y con la cual perdió, tampoco pudo evitar quitarse los guantes para tocarse su corazón de madre, pues ella tiene dos hijos, y hablar de lo vivido por Alys.

“Es muy lamentable todo lo que está pasando Venezuela y todo lo que está pasando Alys Sánchez. Pero Colombia siempre acoge a toda la gente que llega, aquí somos muy amigables y yo sé que le va ir muy bien quedándose aquí en Barranquilla. Yo tengo dos hermosos hijos, y eso es muy doloroso lo que ella está pasando con su hijo. Salir así de su tierra”, razonó Palmera.

El gesto fue agradecido por Alys, quien destapó una carta poco conocida: la amistad que ambas pegadora han ido levantando fuera de los tinglados y que las ha llevado incluso a estar en comunicación por largo tiempo antes de este combate.

“Nosotras ahí en el ring somos rivales, pero abajo nosotras nos hablamos. De hecho tuvimos un tiempo en comunicación, la considero una excelente persona, súper humilde, y la respeto por eso. Y la admiro porque vino de muy abajo y ha logrado todo lo que ha logrado con el boxeo y su apoyo familiar”, reseñó Alys.

Una familia partida en dos

El promotor del combate y periodista deportivo, Alberto Agamez, expresó a Zona Cero que lo sucedió con Sánchez no es un episodio aislado. Cada vez más los boxeadores venezolanos se están radicando en Barranquilla, huyendo de la situación de su país.

“Nosotros estamos viendo que están llegando boxeadores venezolanos. Aquí hay unos boxeadores venezolanos que están clasificados mundiales. Son boxeadores buenos que están saliendo de Venezuela. Es decir no son los malos los que están aquí, algunos ya se están viniendo a Barranquilla”, explicó el comunicador.

En ese sentido, cada vez más hogares están quedando rotos. Como le pasó a la familia de Juan Segundo y Alys, quienes al marcharse dejaron una parte muy importante de sus familias.

“Ya casi me pongo a llorar, porque yo con las niñas soy muy apegado. Y con mis hijos en general, en este momento yo se que no vas a estar conmigo por un tiempo. Si en algún momento les puedo brindar mejor bienes tar me las traeré”, amplió Juan Segundo.

Mientras tanto, ambos sólo esperan que estos amargos momentos se disipen, alejados del mundo de la política y de las ambiciones económicas. Solo quieren esa Venezuela donde cabían todos y donde no faltaba nada.

“Yo les diría a los venezolanos que analicen bien. Porque estamos enfocados en el problema, que son muchos, y hay pocas personas enfocadas en las soluciones”, finalizó Juan Segundo.

“Con el diálogo se podría llegar muy lejos, lo que pasa es que ahora mismo no hay diálogo. Todos están divididos, tengo la esperanza de que en algún momento Venezuela recupere lo que era”, cerró Alys.

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